Antes de la subida, aun iba fresquito.
No me voy a marcar ningún farol y no os voy ha decir que la subida a sido coser y cantar. En algunos momentos de pie sobre los pedales ya me quedaba poca potencia para seguir girando las bielas, y el hígado lo tenía más cera de la boca que en su sito. Pero la subida de algo menos de una hora y 487m. de desnivel la he hecho sin excesivos problemas. Aunque lo mejor a sido el descenso, que he hecho por varias triealeras. Bajar con la horquilla rígida me ha devuelto a principios de los 90, cuando empecé con la MTB. Me he divertido como un niño. Y también las miradas de los biker que se cruzaban al verme subir super atrancado y percatarse que montaba una bici singlespeed. Des de luego te da un puntillo “underground” que mola mucho. Alguno no se a resistido a preguntarme por semejante montaje.
Que vacio está por ahí.
En algún momento he pensado en cambiar el 16 por un 17 o 18, pero la verdad en salida de curva o momentos en los que necesitas arrancar, el desarrollo se quedaría muy corto. Así que habrá que “cultivar” los cuadriceps.
De lo nuevo que llevaba montado en la bici ,todo ha funcionado a la perfección. Las cubierta Maxxis (recomendación de Dr. Bike), impresionantes, muy estrechas 1,9 detrás (Larsen TT) y 1,95 (Ignitor) delante. Detrás una tracción perfecta (sin duda ayudada por el peaso desarrollo que tenía que mover) y delante poco rozamiento y muy buen agarre en curva. Una opción para montar en la MTB de “verdad”. Y los puños Ritchey de espuma no me gustan por que dan muy poco tacto, pero montados con una horquilla rígida ayudan mucho a filtrar vibraciones.
Así que ha sido la primera salida con la singlespeed, pero no será la última.
Objetivo cumplido. La Jam en Sant Mateu.